En algunas ciudades se ha podido ver, aunque por poco tiempo, el documental "The Cove", ganador, entre otros muchos premios, del Oscar. En él se habla de la matanza indiscriminada de delfines en el parque nacional japonés de Taiji. En una ensenada que se publicita como refugio natural de estos cetáceos se produce una caza brutal de ejemplares. Algunos van a parar a los parques acuáticos de todo el mundo y el resto, sin importar edad o tamaño son sacrificados para servir de alimento. Cada día durante la temporada de pesca el agua se tiñe de rojo.
El documental comenzó su grabación en 2007 y está dirigido por un ex fotógrafo de la National Geographic, Louie Psihoyos aunque el verdadero inspirador de este film es Ric O'Barry, el que fuera pionero en el entrenamiento de delfines que comenzó su trabajo en la serie "Flipper".
Hoy en día se considera responsable de esa demanda de los parques acuáticos porque si él no hubiera sido un adestrador tan capacitado no se hubiera generado esa "necesidad", por eso se ha convertido en el azote de las autoridades de Wakayama, donde se encuentra Taiji. Es contagioso el dolor de este hombre ante las brutalidades de los pescadores.
Para poder grabar y probar la actividad asesina se utilizaron cámaras ocultas en la vegetación que simulaban ser rocas o ramas de árboles. Toda la planificación se muestra en pantalla y resulta emocionante. La crítica de Time Magazine asegura que estas peripecias dejan en vergüenza a los de Misión Imposible.
Por supuesto la cinta ha tenido problemas de estreno y distribución, el tema es complicado, desagradable y con muchas extensiones políticas.
Por cierto, si alguien cree que matar delfines en Japón es como matar vacas en España hay un dato importantísimo a tener en cuenta: la alta concentración de mercurio existente en el cuerpo de un delfín lo hace tóxico para su consumo y por eso su venta está prohibida. Eso sí, estos avezados pescadores la venden como si fuera de ballena.
MACÍAS
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