viernes, 28 de enero de 2011

Morning Glory

La productora de un programa matinal de Nueva Jersey (Rachel McAdams) es despedida, su sueño desde niña de acceder al mítico Today Show (véase historia del programa en mi otro blog) se aleja cada vez más y su madre le recrimina que retrase su madurez. A pesar de su inexperiencia en la televisión nacional es contratada en período de pruebas como productora ejecutiva (el equivalente a un director en España) del cuarto programa en audiencias de las grandes cadenas, es decir, el último. Diane Keaton es su presentadora desde hace 11 años y le recibe con gelidez, como el resto del equipo. Para levantar los registros decide arriesgarse a colocar en pantalla a un veterano periodista (Harrison Ford) bajo contrato con la emisora pero sin destino real. Hasta aquí la sinopsis de "Morning Glory", la última película del director Roger Michell ("Notting Hill") ambientada en el competitivo mundo de los magazines informativos de la televisión norteamericana como telón de fondo pero con otras tramas mucho más interesantes al frente. Primera: Harrison Ford (trasunto de dos presentadores del Today que en su día manifestaron su descontento al tener que presentar un programa que combinaba información y entretenimiento, John Chancellor y Tom Brokaw). Segunda: la lucha despiadada por las audiencias que lleva a la productora a frivolizar el tratamiento de los reportajes sin que le importe a nadie del equipo excepto al personaje de Ford. Tercera: ¿es posible el amor cuando tu responsabilidad hacia el trabajo se convierte en obsesión?
Curiosamente, Michell decide no involucrarse moralmente en estos temas y los presenta como parte de la comedia sin entrar en valoraciones de ningún tipo. El periodista veterano se convierte, eso sí, en un personaje cascarrabias y, aparentemente, insolidario con los demás. La caricatura se convierte en cruel cuando pronuncia frases tan estúpidas como "soy una estrella de la televisión" pero en realidad entiendo perfectamente su decisión de no intervenir en temas estúpidos por una cuestión ética. Los demás integrantes de la redacción no tienen nada que perder pero él sí: prestigio.
La película no es ninguna maravilla pero sí que resulta divertida y arranca unas cuantas sonrisas. Teniendo en cuenta que no le pedía más, me conformo. Me sorprende, aún así, la escasa entidad del personaje de una estrella como Keaton, ¿se habrá quedado en la sala de montaje parte de su trabajo?
MACÍAS

1 comentario:

  1. puede o quizá no hayan logrado (o querido) equilibrar bien el peso de cada uno.

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