Hace unos días Pan hablaba aquí de la última película de Álex de la Iglesia. Yo no seré tan benevolente como él porque el estupor dio paso a la indignación anoche, algo que viendo las caras del resto de los pocos espectadores que había en la sala, era común. No entiendo cómo este film ha ganado premios allende los mares, no entiendo cómo la crítica especializada le ha regalado halagos, no entiendo cómo hay espectadores que han salido felices. Lo que pretende ser una comedia negra se convierte en un drama o más bien en un metadrama porque las lágrimas no las provoca el argumento sino la falta del mismo. La historia está tan deslabazada, llena de incoherencias y contradicciones que ninguno de los personajes tiene una actitud mínimamente comprensible durante todo el metraje, no esperaba mucha lógica en una trama absurda pero sí que hubiera una cierta sintonía interna. Carlos Areces y Carolina Bang carecen de carisma para ser protagonistas de tan ambiciosa película, quizás sólo Antonio de la Torre sabe dotar de mínima credibilidad a su Payaso.
Reconozco que la factura visual es impresionante, que la banda sonara hace vibrar cada fotograma, que Álex dirige con pulso y con muchísimo ritmo, que la estética es brillante... pero todo se queda diluido porque el guión es tan endeble que se cae por todas partes. Una pena porque yo iba con ganas de disfrutar pero salí decepcionado.
MACÍAS
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